Descripción del proyecto

INDÓMITA MONGOLIA

Hacía ya varios años que tenía muchísimas ganas de visitar este insólito rincón del mundo. La inmensidad, la quietud y la soledad que tan claramente caracterizan a Mongolia se sienten de manera intensa al conducir durante horas  por pequeños caminos de barro que atraviesan las estepas de lado a lado del país. Más de la mitad de sus tres millones de habitantes todavía permanece, junto con su ganado y poco más, en medio de estas infinitas y hermosas extensiones de hierba. Aquí el terreno no pertenece a nadie, y las familias pueden asentar sus yurtas en cualquier lugar. La vida nómada es más que dura y austera, pero aún así, y como casi siempre ocurre en Asía, tuve la inmensa fortuna de poder conocer de primera mano la vida de estas gentes nobles y tremendamente hospitalarias. Y sí, por supuesto, no me quedó más remedio que probar la leche de yak. Viaje, como tantos otros, más que memorable.

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